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Los macroproyectos turísticos del sur de Tenerife aceleran la “agonía ecológica” de los ecosistemas costeros.

El incremento poblacional en el sur de Tenerife ha provocado en las últimas décadas una destrucción sin parangón de los ecosistemas costeros a raíz de una industria turística mal planificada, sin justificación socioambiental y bajo la especulación del suelo.

¿Cuna del Alma o Tumba del Alma?

La lista de macroproyectos turísticos anunciada para esta zona es extensa, publicitándose engañosamente como sostenibles. Un claro ejemplo lo tenemos en “Cuna del Alma” que ya ha levantado grandes masas de tierra destruyendo restos arqueológicos y el hábitat natural, afectando numerosos ejemplares de plantas nativas y zonas de reproducción y alimentación de la fauna local.

Afectación del territorio

La construcción del proyecto pone en peligro zonas limítrofes con protección y reconocimiento medioambiental tanto a nivel nacional como internacional. Estos macroproyectos no cuentan con estudios de capacidad de carga exigidos por las Directrices de Ordenación del Turismo de Canarias, donde se evalúen, entre otros factores, la capacidad ecológica y las afecciones paisajística y la de los recursos naturales existentes.

Sitio de Interés Científico junto al Puertito de Adeje

Ante esta grave situación de destrucción insostenible, las asociaciones conservacionistas Abeque, ATAN, CEAMAR, Federación Ben Magec – Ecologistas en Acción, Fundación Canaria Telesforo Bravo-Juan Coello, GOHNIC, SEO/BirdLife y ACBC instan a la acción inmediata al Gobierno de Canarias y al Cabildo Insular de Tenerife por ostentar las competencias en planificación territorial.

Marcado de las zonas afectadas por el proyecto
Algunos especímenes de cardón (Euphorbia canariensis) se han marcado para su transplante

Solicitamos declarar agotada la capacidad de carga de la isla y establecer una moratoria turística. Solicitamos anteponer la renovación de la edificación ya existente frente al consumo de nuevo suelo y primar la calidad sobre el crecimiento cuantitativo, abriendo la oferta turística hacia fines más sostenibles que no impliquen la destrucción de los ya deteriorados ecosistemas costeros, sino su restauración y puesta en valor mediante educación ambiental.

(Texto y fotos: Mª Candelaria Rodríguez Rodríguez . Bióloga, socia de la ACBC-Berthelot)